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La diabetes Spanisch |
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Su médico le ha comunicado que tiene diabetes. En medicina, se distinguen dos tipos de diabetes, la insulino dependiente (tipo I) y la insulino no dependiente (tipo II). La característica común es que aumenta el contenido de glucosa en sangre. Para transportar la glucosa de la sangre a las células que la necesitan, el organismo necesita la enzima insulina, que es producida por las llamadas células B del páncreas. En la diabetes tipo I, debido probablemente a una enfermedad autoinmunitaria (alergia frente a células corporales propias), se produce la destrucción de dichas células B, que con ello no pueden segregar insulina, la glucosa no puede ser transportada a las células y aumenta la glucemia. En los diabéticos tipo II, por una parte existe una producción reducida de insulina y, por otra, una resistencia a la insulina por parte de las células. Principalmente, la diabetes del tipo II casi siempre se desarrolla como consecuencia de la sobrealimentación y sobrepeso.
¿Qué síntomas produce?
Quizás se ha sentido últimamente muy cansado y agotado. Quizás ha perdido peso, tenía una sed exagerada y debía orinar con frecuencia. Todo ello pueden ser síntomas de un aumento de la glucosa en sangre. Sin embargo, en la diabetes tipo II también pueden presentarse temporalmente síntomas de descenso de glucosa en sangre como hambre intensa y sudoración.
¿Por qué y cómo debe tratarse una hiperglucemia (aumento de la glucosa en sangre)?
Una consecuencia de la diabetes es la llamada microangiopatía, una modificación de la pared de los vasos más finos que produce una alteración de la irrigación de los órganos correspondientes. Los órganos especialmente afectados son, por ej., los ojos (cerca del 50% de los diabéticos desarrollan una retinopatía después de diez años, es decir una modificación de la retina con el peligro de desprendimiento y ceguera).
En los riñones la modificación vascular puede producir una insuficiencia renal. La mayor predisposición a las infecciones del diabético favorecen infecciones de las vías urinarias y pielonefritis. Especialmente las piernas están afectadas por la enfermedad obstructiva arterial periférica, que se manifiesta por su irrigación alterada y los consecuentes dolores (llamada enfermedad del escaparate). Una consecuencia frecuente tardía es la polineuropatía diabética en la que se produce la degeneración de los nervios, con la consecuencia de sensaciones de sordera y falsas percepciones.
En los diabéticos de tipo I, el tratamiento consiste en la sustitución de la insulina ausente. Actualmente se dispone de distintos preparados y el tratamiento puede adaptarse muy individualmente, de manera que las limitaciones en la vida cotidiana sólo son mínimas. En cambio en el tipo II se pretende, en primer lugar, conseguir una normalización del peso mediante una dieta. Adicionalmente pueden tomarse antidiabéticos orales que o bien retardan la resorción de hidratos de carbono o estimulan la secreción de insulina. Es importante someterse a controles regulares de la glucemia, que pueden ser realizados por su médico o también por Vd. mismo. Debido a las consecuencias citadas anteriormente, deberían realizarse controles del fondo de ojo, de la función renal y de la velocidad de conducción nerviosa. Mediante una terapia consecuente, que su médico elaborará con su cooperación, Vd. puede influir positivamente en el curso de la enfermedad y llevar una vida normal con pocas limitaciones.
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